¿Sabes diferenciar entre el hambre real o el hambre emocional? ¿Te rugen las tripas o necesitas comer algo en concreto?
El otro día en consulta, hablando con mi paciente muy apurada me dijo, que después de cenar, pasada una hora o así, le entraba mucha ansiedad por comer. Yo le pregunté que a qué se refería con «mucha ansiedad por comer«, si tenía hambre de algo en concreto o más bien comería cualquier cosa; y además que me contase en qué consistía su cena…
La chica, con cara de circunstancias me dijo que se comería lo que tuviera por delante…Su cena solía ser una tortilla francesa de un huevo, unas acelgas con jamón o un yogur.
Según me dijo esto, no dudé en decirle que lo que sentía era HAMBRE, eso no eran ganas de picotear, ni gula… era hambre; que probara a hacerse esa tortilla con dos huevos, que a esas acelgas le añadiera un filete o un trozo de pescado, y que el yogur lo dejase para el postre o para el desayuno o merienda.
Para que entendamos bien la diferencia entre hambre real o apetito o hambre emocional, lo mejor es que pienses por un momento en algo que te encante: un helado de cucurucho de dos bolas, un trozo de tu pizza favorita, un pedazo de tarta de chocolate… ¿podrías decirle que no? Estoy segura que no tendrías que esperar a sentir hambre para saborearlas (igual ya estás salivando…), incluso te lo acabarías aunque estuvieses a punto de reventar. ¿Cuántas veces has comido sólo una onza de chocolate y dejado el resto de la tableta?
Ahora piensa en acelgas o espinacas hervidas, brócoli o algo similar, ¿ocurre lo mismo? ¿Lo comerías en cualquier momento sin tener hambre?
Para que lo entiendas bien, el hambre real es el del brócoli o el de las acelgas, y el hambre emocional el del chocolate o el helado.
Si tienes hambre real te comes cualquier cosa, porque te mueres de hambre, te rugen las tripas, pero priorizas algo que te llene, que te sacie. Además este hambre no llega de golpe, sino que es progresiva y además puedes esperar.
Con el hambre emocional quieres algo en concreto, no te vale cualquier cosa, aparece de repente y NO puedes esperar. Quieres ese algo sin importar el momento, si acabas de terminar de comer o si son las 3 de la mañana. Comes sin control y hasta que no lo acabas no paras. Suele acabar en atracones y con sensación de remordimientos.
Es importante pararnos a escucharnos, a sentir si esa sensación de hambre es real o es simple gula o apetito, y así poder gestionarnos mejor. Tan importante es no comer de más por gula, como no pretender comer una hoja de lechuga y sentirnos saciados…